Un cielo de distancia

Cielo de domingo. Mismo autor. Tamaulipas, México. Mayo 2020.

Por Ángel Arriaga
De Ciudad Victoria, Tamaulipas, México.

Tendido en el techo de mi departamento, busco las piezas raquíticas del pobre diablo que suelo ser en las tardes de domingo, tratando inútilmente de ahogar las penas inmundas con alcohol, que lo único que provoca es asquearme hasta intentar llegar a la pérdida de una conciencia sin valor moral.

Mi móvil suena, así está desde el viernes, fatídico día que cargaré por la eternidad en el andén que separa mi alma del cuerpo; no quiero contestar, sé quién me llama, sé lo que espera, sé su dolor.

Maldigo a la distancia entre palabrerías que no tienen significado, sólo yo refresco añoranzas de lo únicos labios que en mi vida besé y que hoy parecen estar del otro lado del mundo, ahogados en una playa gris, con frío y sin voz para pronunciar mi nombre.

Miro al cielo y una postal de colores atormentados por el atardecer me da un golpe crudo de la realidad, patético impostor que pretende amar en la lejanía; liberé de la jaula a los canarios de la casera, más tardaron en batir sus alas a la libertad que el gato en arrancarles la cabeza.

El teléfono cesa, ella se cansó, de eso estoy seguro. Tal parece que puedo alcanzar ese cielo de ovejas negras con las yemas de mis dedos, que cruzar el Atlántico por ella.

Me gritan desde el primer piso, mi amada llamó a la recepción para preguntar por mí. No la merezco, no soy tan fuerte como ella para soportar los kilómetros de por medio que se interponen entre nuestro futuro y las obligaciones que el mundo nos demanda.

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Estos textos son parte del proyecto: Colecta de Textos sobre la Distancia.
Pueden seguir al autor en su cuenta de twitter: @AngelArriagaM

Comentarios

  1. Tus palabras destilan soledad, tristeza, sentimientos que nacen con el dolor que produce la distancia

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